Uno de los grandes problemas de la pequeña y mediana empresa española es el fuerte apalancamiento. En muchos casos la exposición a la financiación pública a través de créditos ICO es el único camino para garantizar la viabilidad de la empresa al necesitar esa liquidez como margen operativo.
La alta tasa de endeudamiento que la mayoría de empresas mantiene para así disponer de circulante suficiente para sus operaciones ordinarias hace que la falta de pago de alguno de sus clientes tenga un efecto contagio muy difícil de limitar al no tener margen para aumentar su endeudamiento y responder a ese impago.
Devolución Créditos ICO
En estos momentos, con la recesión fraguada en el horizonte y llegando a nuestros bolsillos sus primeros efectos, las insolvencias van a ser muy frecuentes. Esto generará inevitablemente un contagio fuerte en el tejido empresarial que tendrá graves problemas para hacer frente al cumplimiento de sus obligaciones crediticias.
En el caso de los créditos ICO, asistimos a la paradoja de que el Estado (a través de las entidades financieras que gestionan los ICOs) ha financiado la subsistencia y mantenimiento de muchas empresas necesitadas de vías de financiación durante la pandemia de COVID, hoy va a convertirse en el mayor y principal acreedor de esos negocios y empresas que no pueden hacer frente a la devolución de los créditos. Ya sea por la falta de ingresos, por los impagos que ya empiezan a ser frecuentes o simplemente por la reducción de márgenes comerciales debido al incremento de precios de las materias primas y el encarecimiento de las importaciones, lo cierto es que atender las obligaciones crediticias resultará tremendamente difícil para todos aquellos que no hayan practicado una adecuada planificación financiera de crisis.
Las soluciones que pueden barajarse en la empresa para hacer frente a la devolución pueden venir desde diferentes líneas:
- Aumento de capital o aportaciones de los socios. Está solución es viable para aquellas empresas que tengan un componente familiar o planes de expansión ya en marcha, pero aquellas que se hayan visto impactadas por los factores que hacíamos referencia tendrán uy difícil contar con la confianza de nuevos accionistas o inversores.
- Refinanciación por parte de entidades de crédito. La practica nos enseña que esto es tremendamente infrecuente y que salvo raras y contadas excepciones ninguna entidad de crédito ayudará a mejorar las condiciones de un préstamo ICO ya concedido y que tiene problemas para ser atendido.
- La última vía y la única realmente viable es la aplicación (y ampliación) de las medidas reguladas en el Real Decreto Ley 5/2022 que permite transformar los créditos en participativos (para ser imputados al capital social y mejorar los ratios de solvencia), incluso solicitar quitas y ampliaciones de plazo. Las medidas sin embargo se han acotado temporalmente de tal modo que las empresas no pueden pedir estos efectos cuando surja un problema de solvencia, sino en los tiempos y plazos fijados por el Real Decreto. Esto es pan para hoy y hambre para mañana, dejando desamparados a todos los empresarios que tengan problemas fuera de esos periodos.
En estos momentos puede solicitarse las reducciones y quitas de la deuda (hasta el 1 de junio de 2023), pero ya no la transformación en préstamos participativos (que vencía el 1 de junio de 2022). Estas medidas deberían ser inherentes a las condiciones de los créditos ICO al menos en un momento de recesión como el actual ¡, garantizando que el crédito con garantía pública no será causa de concurso de empresas ni de pérdida de tejido empresarial.
Concurso de acreedores por préstamo ICO
Otras alternativas de financiación para aquellas empresas que se han quedado a las puertas de la SEPI y, por tanto, requerirán de reestructuraciones operativas (cierre de oficina, despidos, cambios de mandos, fusiones, etc.). Coincide además con la aprobación de nuevas normas concursales, que puedes consultar en el Código de Legislación Concursal.
La batería medidas para la gestión de crisis ya ha empezado. Prácticamente todas la empresas ya descuentan una reducción de sus márgenes operativos, reducción de la demanda de consumidores y aumento de la morosidad en las operaciones.
Con este panorama, no podemos caer en el error de esperar a que lleguen los problemas para tomar decisiones, sino que la empresa debe planificar desde ya (incluso desde hace meses) la crisis para lograr sortearla.
Las medidas que más se están planteado en el mercado pasan por la reducción de los plazos de vencimiento de las facturas, revisar contratos con proveedores y siempre que sea posible distribuir con ellos los riesgos, negociar los suministros a medio plazo, intentando conseguir estabilidad en precios y sobre todo acometer planes de digitalización y gestión de procesos para conseguir ahorro de costes. En el caso de que la empresa tenga posibilidad de gestar procesos de transformación digital, es un buen momento para acometerlos, puesto que darán garantía de continuidad en un mercado más exigente.
Obviamente, las medidas clásicas de reducción del gasto están encima de la mesa: recortes salariales o despidos (sin afectar a la producción), reducción de costes en oficinas y locales…
En cualquier caso, la gestión de la crisis ya ha comenzado con independencia de la situación más o menos saneada que podamos tener en nuestro negocio. Desde el despacho Aboconcursal nos subrayan que no podemos olvidar que tras vencer la moratoria concursal que había mantenido artificialmente los concursos fuera de nuestros juzgados, la avalancha recibida en las últimas semanas de solicitudes de concursos ha sido espectacular y así se mantendrá en los próximos meses.